Drescher: “Queremos ser protagonistas de un proyecto
de desarrollo industrial del país y del sector”
La Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) realizó el viernes pasado, en la Universidad de Palermo, el primer Foro Estratégico “Hacia dónde va la indumentaria argentina” del que participaron más de 200 referentes de la cadena de valor y en el que se analizaron los posibles modelos de desarrollo de la industria textil e indumentaria de nuestro país. Las intervenciones de los expositores recorrieron el eje Chile-Argentina, dos países, dos estrategias para la cadena de valor textil indumentaria.
La apertura del encuentro estuvo a cargo de Claudio Drescher, presidente de la CIAI, quien subrayó: “la importancia de generar empleo de calidad. Estamos convencidos de que esas virtudes trascienden al propio sector y reportan importantes beneficios a nuestra sociedad en general. No olvidemos que los ingresos de más 1 millón de personas están vinculadas a nuestra cadena de valor. Por eso, vemos con preocupación la posibilidad de imitar el modelo aperturista chileno”.
Luego, expusieron Martín Churba, diseñador y fundador de Tramando, Laura Novik, consultora de Blink Design Chile, Hugo Baierlein, ex Gerente de Comercio Exterior de la Sociedad de Fomento Fabril de Chile, y Diego Coatz, economista jefe de la Unión Industrial Argentina.
•La industria de indumentaria sufre la caída de sus ventas y el aumento de sus costos.
A nivel mundial, la industria de la indumentaria transita una compleja situación, que en nuestro país se ve agudizada por factores locales. Por un lado, la caída del poder adquisitivo de la población afectó negativamente las ventas de ropa nacional, al tiempo que diversos costos se incrementaron sensiblemente. La suba de las tasas de interés impactó sobre los costos de financiamiento, así como el aumento de las tarifas de los servicios públicos y de los combustibles, en un contexto de presión impositiva elevada en términos internacionales.
•¿Conviene adoptar el modelo chileno?
En este marco, surgen caminos a seguir, entre ellos la alternativa chilena. Hugo Baierlein, experto de ese país y ex Gerente de la central empresarial del país vecino, narró cómo la apertura irrestricta a la importación afectó fuertemente a la industria en general.
Esta política implicó la destrucción de miles de puestos de trabajos y empresas en la industria textil e indumentaria chilena. Hoy en día, la economía transandina es extremadamente dependiente de la exportación de commodities con bajo valor agregado: el cobre y sus derivados representan más del 52% de sus exportaciones, que cuenta con reservas solo para 36 años más. Por último, no se debe perder de vista que Chile se caracteriza por ser uno de los países con mayor desigualdad económica de América Latina.
•El modelo chileno implicó la destrucción de la industria, la pérdida de empleos y la primarización de dicha economía.
Cabe destacar que la CIAI viene trabajando en una propuesta integral de medidas para la cadena de valor, que incluye la implementación de políticas comerciales externas que eviten exponer a la producción nacional a la competencia desleal de países con salarios de miseria. Argentina podría recibir a las grandes retails mundiales, siempre que el Estado les demande que una parte significativa de la indumentaria que vendan, se produzca en nuestro país. Diego Coatz subrayó la importancia de que sea “un esfuerzo conjunto y articulado entre el Estado y los empresarios”.
•Ni el cierre del mercado, ni la apertura irrestricta a las importaciones, necesitamos una política comercial activa e inteligente.
También resulta necesario que el Estado incremente el control sobre el contrabando de ropa y el trabajo informal. Por ello, la CIAI y el INTI textiles se encuentran elaborando una propuesta para garantizar la trazabilidad de la ropa, para conocer los eslabones productivos por los que atravesó y así poder controlar la formalidad de la prenda.
La reducción de las cargas impositivas sobre el sector, junto con el reintegro de parte de los aportes personales y de las contribuciones patronales alentaría la formalización del trabajo del sector e incrementaría la competitividad de la ropa argentina. Además, establecer incentivos por parte del Estado para la exportación de ropa permitiría incrementar las ventas externas de este dinámico sector. Claudio Drescher explicó que las exportaciones de diseño “contienen un alto valor agregado, con un promedio de U$S 55.000 por tonelada exportada, mientras que la soja le deja al país sólo U$S 390 por tonelada”.
•Resulta necesario controlar el contrabando y el trabajo informal, al tiempo de estimular las exportaciones de ropa.
Por último, Drescher sostuvo que “los esfuerzos del Estado deben ser complementados por compromisos del sector privado en materia de incrementar las inversiones, para mejorar la productividad y abaratar costos sin afectar el salario de los trabajadores, al tiempo de aumentar la calidad de la ropa argentina y reducir sus precios”.